La poesía llama a la poesía. Es una maldición. Nuestro trabajo ha consistido, sobre todo, en hacernos permeables a la poesía de Shakespeare, para ponerla luego en el escenario.
La poesía llama a la poesía. Es una maldición. Nuestro trabajo ha consistido, sobre todo, en hacernos permeables a la poesía de Shakespeare, para ponerla luego en el escenario.