A través del pez que aprendió a volar y del pájaro que soñó nadar, se desarrolla un mundo onírico entre las profundidades de los charcos y las alturas de las nubes. Este proyecto parte de los recuerdos de la primera infancia. Cuando las borrascas y los chubascos no presagiaban el mal tiempo sino la maravillosa aparición de los charcos.